Damar Hamlin: cuando el deporte entra en segundo plano – 4ta y Rod

Estaba preparando mi columna para la presente semana el lunes temprano como de costumbre. Venía analizando los posibles escenarios de acuerdo al resultado en el partido de la noche entre Bills y Bengals. Sin embargo, todo pasó a segundo plano cuando, al promediar las nueve de la noche, uno de los partidos más anticipados de la temporada entró en una repentina y aterradora pausa cuando el safety de los Bills, Damar Hamlin, de 24 años de edad y en su segundo año como profesional, tackleó a Tee Higgins, receptor de Cincinnati, en el transcurso de la acción del juego. 

Hamlin se levantó por un momento antes de colapsar. De inmediato recibió la asistencia médica de emergencia; se le administró resucitación cardiopulmonar (CPR) por nueve minutos, mientras todos en el estadio y en las transmisiones del encuentro estaban desconcertados. La liga, después de un caos derivado de la falta de protocolos claros al respecto, procedió a suspender temporalmente el partido, al tiempo que el jugador fue llevado al Centro Médico de la Universidad de Cincinnati en ambulancia. Pasada una hora tras la lesión del jugador, y ya con mejor control de la situación, la NFL procedió oficialmente a suspender el encuentro. 

En las primeras horas de la madrugada del 3 de enero, los Bills emitieron un comunicado oficial en el cual reportaron que “(…) el jugador sufrió un paro cardíaco después del golpe durante el partido. Sus latidos se restablecieron en el terreno de juego (…) Actualmente se encuentra sedado y catalogado en estado crítico.” 

Este suceso fue muy duro de ver y experimentar para los jugadores, staff técnico, y para cualquiera frente al televisor o dispositivo para seguir el juego. Por un momento me trajo a la memoria lo que sucedió una noche de marzo de 1990 cuando Hank Gathers, jugador de basketball de la universidad de Loyola Marymount, colapsó en la cancha y falleció. Fue un momento aterrador entonces, y lo fue también ayer.  

En lo personal, cuando veía la transmisión de lo sucedido, pasé de esperar que el jugador estuviera bien independientemente de su lesión, a tener miedo y quedarme helado por lo que estábamos presenciando. De hecho, aún sigo con miedo mientras escribo este artículo, esperando todo lo mejor para la familia Hamlin y sus compañeros. 

Lo que trascendió ayer fue devastador y uno de los momentos más espantosos que he visto. Detrás de un jugador de NFL, hay un ser humano, un hijo, un hermano, y un amigo. Siendo un padre de dos hijos, mis pensamientos y oraciones van para sus familiares, y en especial a sus padres; que deben estar pasando la peor pesadilla de sus vidas bajo esta incertidumbre que les ha tocado vivir. Gracias a Dios que su madre estaba en el estadio, ya que no debe haber peor sentimiento que el ver a tu hijo colapsar durante un partido, y no poder llegar a él de inmediato. La vida humana siempre debe primar sobre el deporte, que en estos casos entra a un segundo plano.

Hay algo muy especial en este deporte, y me refiero al lazo de unión y amor que existe entre  jugadores, cuerpo técnico, puestos organizacionales, y su fanaticada. Cada jugador del equipo demuestra continuamente lo agradecido que está el uno con el otro; y lo hace de una manera que suele replicarse muy poco en otros deportes. No me queda la menor duda de que el head coach de los Bills, Sean McDermott logrará manejar esta situación de la mejor manera posible. Y me refiero, más que nada, desde una perspectiva de salud mental, y de manera transversal de pies a cabeza en esa organización. 

Este suceso afectará a cada individuo que estuvo en el terreno de juego, que pertenece a las franquicias involucradas, a cada uno que estuvo en ese estadio, y a cada uno en esta hermosa comunidad de Orchard Park y Buffalo en especial. Esta comunidad ha sido constantemente golpeada por fuerzas naturales y sucesos que podrían tumbar a cualquiera. Empezando por un tiroteo que cobró la vida de diez personas, los problemas de salud de la propietaria Kim Pegula, el deceso del jugador universitario Luke Knox, las aterradoras lesiones al cuello tanto de Micah Hyde como Dane Jackson; dos tormentas de nieve que no solo tuvieron que cambiar la ubicación de un partido, sino que causaron más de una muerte, y ahora lo de Damar Hamlin. La resiliencia mostrada por esta comunidad no nos deja de sorprender, y es digno de admirar e imitar.    

Este terrible suceso quedará atado en las memorias de Sean McDermott y Zac Taylor, que desde hoy estarán unidos por la vida de una manera muy especial. Ambos, en mi opinión, perfectamente preparados para ayudar a estos jóvenes en un momento traumático y difícil como este.

El jugador danés de fútbol soccer, Christian Eriksen, sufrió un paro cardiaco en la Euro 2020. Gracias a Dios logró retornar a la competición de máximo nivel a tiempo completo con su selección nacional y el club Manchester United. Espero de corazón que lo mismo le suceda a Damar Hamlin.

Cierro con una reflexión: en esta vida no existe una cantidad de oraciones ni pensamientos que puedan calmar o eliminar el miedo, pero ello no significa que debamos de dejar de rezar por Damar y su familia. Lo único que me queda por decirles es que se cuiden entre ustedes, apóyense y sean buenos los unos con los otros. 

A continuación un breve resumen de quién es Damar Hamlin; safety de los Buffalo Bills.

Damar Hamlin (24 años) es hijo de Mario y Nina Hamlin, y tiene un hermano menor. Justamente fue por su hermano que Damar quiso quedarse en Pittsburgh cuando cursaba la universidad, para ser un ejemplo a seguir para él. Siempre valoró lo que sus padres significan para él, quienes le enseñaron todo lo que uno tiene que valorar en esta vida. Tiene una fundación que dona juguetes y vestimenta en diversas áreas de Buffalo y Pittsburgh, misma que inició una recaudación de fondos en línea, la cual tenía como objetivo  2 500 dólares; a raíz de lo sucedido y hasta el cierre de esta edición, la fundación ya cuenta con más de 6.3 millones de dólares.