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On the road: Soldier Field (Chicago Bears)

On the road: Soldier Field (Chicago Bears)
<strong>Por Ernesto Campos</strong> <img class="alignnone" title="Soldier Field" src="http://2.bp.blogspot.com/_R0i-3dQz4S8/Sq-7zsO-O2I/AAAAAAAACuM/ouYIn2epki8/s400/0913091959.jpg" alt="" width="320" height="240" />Un buen aficionado sueña con seguir a su equipo en cualquier parte, acudir a los juegos de local y seguirlos de gira lo más que se pueda. El futbol americano de la NFL no se juega en México (salvo contados casos) y es por ello más difícil el poder estar en cuerpo y alma en los estadios. A partir de esta columna daremos un repaso cada semana por los 31 estadios de la NFL (Los Jets y Los Giants comparten casa) desde su ubicación, su historia, los costos y todo lo que envuelve la NFL Experience. Hoy comenzaremos por el estadio más viejo y a la vez más pequeño de la NFL, el Soldier Field de Chicago que, con su capacidad de 61, 500 apenas está por debajo del Lucas Oil de Indianapolis. Fue fundado en 1924 y aunque desde entonces alberga eventos deportivos, no fue sino hasta 1971 cuando los Osos pudieron llamarle su casa. Los aficionados a este equipo no padecen transportación a un lugar escondido, pues Chicago es la tercera ciudad con más habitantes en Estados Unidos y por ellos existen muchas formas de trasladarse (ya veremos ciudades en las que no es tan fácil). Pese a ser el estadio más antiguo en la liga, ciertamente es una casa moderna para los Osos pues vivió una remodelación hace 9 años que se sumó a la realizada para el mundial de futbol de Estados Unidos 94 para reducirle capacidad y aumentar comodidad mejorando la visibilidad en las localidades. El Soldier Field es un estadio caro dentro de los estándares de la NFL, un boleto para un sólo juego en la próxima temporada y sin tener un abono anual que da derecho a descuentos en entradas adicionales oscila entre 410 y 101 dólares, esto sin contar las tarifas de estacionamiento  y los cargos que las empresas emisoras de boletos generan. El Estadio no podría estar en un lugar mejor para los turistas, en medio del Burnham Park con el metro a unos pasos y el Lago Michigan de fondo es más que una atracción deportiva. Su nombre lo recibió en honor a los soldados caídos en diversas guerras y por décadas fue considerado un hito histórico nacional, título que perdió con la última remodelación que dejó casi en el olvido las columnas romanas que lo caracterizaban y que ahora son eclipsadas por las nuevas estructuras, pese a seguir ahí.

Por Ernesto Campos

Un buen aficionado sueña con seguir a su equipo en cualquier parte, acudir a los juegos de local y seguirlos de gira lo más que se pueda. El futbol americano de la NFL no se juega en México (salvo contados casos) y es por ello más difícil el poder estar en cuerpo y alma en los estadios.

A partir de esta columna daremos un repaso cada semana por los 31 estadios de la NFL (Los Jets y Los Giants comparten casa) desde su ubicación, su historia, los costos y todo lo que envuelve la NFL Experience.

Hoy comenzaremos por el estadio más viejo y a la vez más pequeño de la NFL, el Soldier Field de Chicago que, con su capacidad de 61, 500 apenas está por debajo del Lucas Oil de Indianapolis. Fue fundado en 1924 y aunque desde entonces alberga eventos deportivos, no fue sino hasta 1971 cuando los Osos pudieron llamarle su casa.

Los aficionados a este equipo no padecen transportación a un lugar escondido, pues Chicago es la tercera ciudad con más habitantes en Estados Unidos y por ellos existen muchas formas de trasladarse (ya veremos ciudades en las que no es tan fácil).

Pese a ser el estadio más antiguo en la liga, ciertamente es una casa moderna para los Osos pues vivió una remodelación hace 9 años que se sumó a la realizada para el mundial de futbol de Estados Unidos 94 para reducirle capacidad y aumentar comodidad mejorando la visibilidad en las localidades.

El Soldier Field es un estadio caro dentro de los estándares de la NFL, un boleto para un sólo juego en la próxima temporada y sin tener un abono anual que da derecho a descuentos en entradas adicionales oscila entre 410 y 101 dólares, esto sin contar las tarifas de estacionamiento  y los cargos que las empresas emisoras de boletos generan.

El Estadio no podría estar en un lugar mejor para los turistas, en medio del Burnham Park con el metro a unos pasos y el Lago Michigan de fondo es más que una atracción deportiva.

Su nombre lo recibió en honor a los soldados caídos en diversas guerras y por décadas fue considerado un hito histórico nacional, título que perdió con la última remodelación que dejó casi en el olvido las columnas romanas que lo caracterizaban y que ahora son eclipsadas por las nuevas estructuras, pese a seguir ahí.

Ulises Harada

Ulises Harada

Fundador de Primero y Diez, apasionado de la NFL y escritor oficial de los Steelers en Español. Ulises comenzó como fan de los Chiefs, sin embargo ahora es aficionado en general de la liga y celebra los logros de las personas, no los equipos. Odia a los 32 equipos de la liga por igual.